La emergencia sanitaria, el colapso de nuestra
economía por detenerla, y ahora, con tres presidentes de la República en un
solo período 2016-2021 que acrecienta nuestra precariedad y fragilidad
instituciona e inestabilidad política, no nos permite enfrentar adecuadamente muchos
problemas sectoriales que afectan gravemente a nuestro país. Uno de ellos es la
minería ilegal y la vulnerabilidad que se mantiene en la frontera con Ecuador, hace muchos años que esta ilícita
actividad amenaza esta zona en el distrito de El Cenepa, región de gran
biodiversidad, además se viene incrementando peligrosamente en las riberas del
río Cenepa en las comunidades Kayamas, Huampami y Mamayaque.
La extracción de oro ilegal en la Cordillera del
Cóndor no es una actividad reciente, desde hace años, las principales
organizaciones comunales de la zona, Awajun y Wampis, vienen revelando la
presencia de mineros ilegales ecuatorianos en la Cuenca del Cenepa, territorio
histórico que fue escenario de un conflicto bélico en 1995, y que durante mucho
tiempo ha sido invadida y depredada por el oro que allí existe, lo hacen a
través de túneles de hasta dos kilómetros que llegan desde La Herradura (localidad
ecuatoriana más cercana a la línea fronteriza) hasta Perú, por donde transportan
en sacos minerales extraídos de socavones peruanos los cuales contienen oro
entremezclado que es procesado y vendido en el mercado ecuatoriano.
El pasado día 9, Mongabay, organización que trata
temas sobre áreas naturales y ambientales, presentó un informe sobre la
vulnerabilidad que aún existe en la Cordillera del Cóndor debido a la presencia
de mineros ilegales ecuatorianos, denominados “cuñeros”, quienes continúan
ingresando a suelo peruano a pesar que en marzo de este año las FF AA y PNP
dinamitaron socavones de 200 metros de profundidad al lado de la carretera que
llega a nuestro puesto de vigilancia Tambo, también en octubre 2019 dinamitaron
otros socavones en el distrito de El Cenepa en inmediaciones de la línea
fronteriza, sin embargo, aprovechando la emergencia sanitaria dichos mineros
ilegales, los han reabierto.
Bajo este panorama, por tratarse de una zona
estratégica de frontera nacional es urgente enfrentar esta situación antes de
que adquiera cursos incontrolables. Se debería incrementar, en cantidad y
permanencia, el control de los puestos de vigilancia fronterizos, los
patrullajes en la línea de frontera, las interdicciones en vías de acceso y los
bloqueos de socavones, con la finalidad de evitar que los mineros ilegales
ecuatorianos continúen ingresando ilegalmente a nuestro país.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo
publicado en el diario EXPRESO, fecha 14 de noviembre de 2020