Artículos de opinión de Alfredo Palacios Dongo

COMPETITIVIDAD PERUANA SIGUE CAYENDO EN PICADA

A pesar que el Consejo Nacional de la Competitividad (presidido por el MEF) presentó en febrero 2012 la Agenda de Competitividad 2012-2013 con 60 metas (según el MEF se cumplió 88%), y en junio 2014 una nueva Agenda 2014-2018 Rumbo al Bicentenario con 65 metas (según el MEF ya cumplió 25%), sin embargo en los rankings mundiales de competitividad seguimos cayendo en picada.

En el último informe global 2015-2016 del Foro Económico Mundial (FEM) hemos descendido 4 puestos respecto al 2014-2015 (del 65° al 69°). En el Ranking de Competitividad Mundial del Instituto para Desarrollo de Gestión (IMD) caímos 7 puestos ocupando el puesto 50° entre 60 países. Además, según el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP), a partir de un estudio internacional mediante el Árbol de la Productividad-Competitividad, el Perú retrocedió en 23 de 44 índices de competitividad sostenible.

La competitividad representa la mejor rentabilidad obtenida por un país por el valor de sus productos ofrecidos en mercados internacionales (cantidad, calidad y costos) e insumos para elaborarlos (productividad), que le permite competir en términos comparativos con confiabilidad, estabilidad y predictibilidad. A mayor nivel de competitividad, mejora la productividad, las oportunidades de empleo, salarios e ingresos por habitante, pero sobre todo, aumenta la prosperidad y la calidad de vida poblacional.

Pero para ser competitivos se requiere de elevada voluntad política y esfuerzos, principalmente del gobierno, pero también mayor empeño de empresas y centros de estudios escolares, técnicos y superiores. La mejora de competitividad está directamente condicionada al desarrollo y avance en: institucionalidad, calidad de educación (capital humano) básica, técnica, superior y productiva, infraestructura, innovación, ciencia y tecnología, tecnología de información, desarrollo empresarial, mercado laboral, entre otros, justamente en la mayoría de índices que retrocedemos o no avanzamos.

Pero lo más peligroso son los 24 puestos que hemos caído en nuestra precaria institucionalidad en los reportes globales del FEM entre 2010 al 2015 (del 92° al 116°), uno de los mayores problemas endémicos que arriesga el futuro del país y posibilita la corrupción, lavado de activos, inseguridad ciudadana e informalidad.

Es realmente urgente que el próximo gobierno ejecute una reforma integral del Estado, en todas sus instancias (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) con la finalidad de hacer eficiente nuestro sistema político y mejorar nuestro bajísimo nivel institucional y competitivo, que nos permita afianzar la democracia y desarrollarnos en forma sostenida.


Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 24 de octubre de 2015

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