El
conflicto social se está intensificando peligrosamente en el Corredor Minero
del Sur (Apurímac, Cusco, Arequipa), con 482 kilómetros de extensión permite el
ingreso a las minas de cobre Las Bambas en Apurímac, y Antapaccay y Constancia
en Cusco. Desde el 13 de marzo se encuentran en paro indefinido, en oposición a
Las Bambas, comuneros de Huancuire y Pumamarca, alegando invasiones y contaminación
de sus tierras, igualmente, desde el 25 de abril, comuneros de Ccapacmarca, en
Chumbivilcas (Cusco) mantienen bloqueado este corredor pidiendo saneamiento
legal de sus tierras y pavimentación de dicha vía.
Los
conflictos continuaron el pasado sábado 17, comuneros de la localidad de
Fuerabamba, Apurímac, que desde el 28 de abril mantienen bloqueadas las vías de
acceso a Las Bambas, atacaron sus instalaciones e incendiaron dos garitas de
ingreso, dejando 38 agentes de seguridad con múltiples contusiones, según los
comuneros, tienen una disputa con la minera por un terreno colindante de 40
hectáreas en Tamboccasa. Al día siguiente, domingo 18, en el sector de
Molinopampa, en una vía bloqueada por piedras, fue incendiado un camión
cisterna que brinda servicios a la empresa.
Esta
situación afecta particularmente al proyecto minero Las Bambas de la empresa
china MMG (4,000 msnm) uno de los emprendimientos cupríferos más grandes de
nuestro país, desde 2016 ha realizado inversiones por US$ 11,000 millones en
proyectos que sostienen sus operaciones, sin embargo, el recrudecimiento de conflictividad,
ataques e interrupción del corredor minero (580 bloqueos entre 2016 y 2023)
paralizando decenas de camiones cargados de este mineral hacia el puerto de
Matarani en Arequipa, ocasionando descensos de producción de cobre, desde 450,000
toneladas anuales en 2017, hasta 322,000 en 2024, un 7% más que en 2023
impulsada por la explotación del tajo de Chalcobamba, zona, conjuntamente con Sallawi
Pumamarca, donde también ha aumentado la minería ilegal. Lo grave es que cada
día que Las Bambas deja de exportar, le genera pérdidas de unos US$ 9 millones,
y nuestro país deja de recibir por
impuestos US$ 5 millones diarios, y la región Apurímac unos US$ 3 millones. Las
operaciones de esta minera representan entre 1% y 2% del PBI nacional, y 79%
del PBI de la región Apurímac, que generan desarrollo.
Bajo
este panorama, somos el segundo país exportador de cobre del mundo, su producción
es vital para nuestra generación de ingresos y desarrollo. En esta situación de
conflictividad es imprescindible la presencia del Estado para buscar consensos,
restablecer el pleno Estado de derecho, evitar el desborde de violencia (manifestación
destructiva del conflicto social) y enfrentar el incremento de la minería
ilegal, lo cual se está incrementando peligrosamente en las zonas mineras
cupríferas de Apurímac y Cusco.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 24 de mayo de
2025