El
cobre es el tercer metal más utilizado del mundo y será clave para la
transición energética e inteligencia artificial. En el Perú contamos con 100
millones de toneladas métricas finas (TMF) de reservas, representa un 49% del
valor de las exportaciones mineras, y es fuente crucial de ingreso, clave para el
desarrollo económico e influye en el incremento de infraestructura, servicios
básicos, empleos, ingresos y disminución de la pobreza.
Sin
embargo, desde 2023 hemos perdido nuestro puesto como segundo productor
mundial, asumiéndolo la República Democrática del Congo. Según el registro de Mineral
Commodity Summaries 2025 del US Geological Survey de EEUU, en 2023 produjimos 2.76
millones TMF mientras El Congo 3.30, y en 2024, produjimos menos, 2.60
millones TMF y El Congo mantuvo 3.30, una ventaja de 700,000 TMF muy
difícil de recuperar por nuestra grave inestabilidad política, crisis
institucional y la incursión de una creciente e incontrolable minería ilegal de
este mineral que tenemos limitaciones para enfrentarla por estar amalgamada con
el crimen, inseguridad ciudadana, bloqueos y conflictos sociales, situación
agravada porque desde julio 2021 han pasado increíblemente 15 ministros del
Interior, y, no es posible llevar una política coherente en el tiempo para
enfrentar esta significativa amenaza.
Tampoco
podemos incrementar nuestra producción de cobre, porque desde julio 2021
pasaron 9 ministros de Energía y Minas, y ninguno proyectó la construcción de
nuevas minas, solo realizaron expansiones de algunas en operación y no
solucionaron los problemas de simplificación de tramitología, resolución de
conflictos, solución de temas sociales, consultas previas, etc., además del
nefasto Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo), que desde hace 8
años facilita el blanqueo de esta ilícita actividad. Aun así, según el ministro
Montero, a partir de mediados de 2026 alcanzaremos una producción de 3 millones
TMF, cantidad realmente inalcanzable porque solo tenemos proyectos en etapas
iniciales de desarrollo, baja actividad exploratoria y Tía María paralizada
hace 16 años sin licencia social.
Bajo
este panorama, para evitar que nuestra producción de cobre siga decreciendo, afectando
nuestra participación en el mercado mundial y desaprovechando su ciclo
favorable de precios, debemos mejorar la estabilidad política e institucional
para atraer capitales, fomentar y ampliar las inversiones mineras privadas, optimizar
los procesos administrativos, evitar las sobrerregulaciones, realizar más
exploraciones en regiones claves como Áncash, Apurímac y Cajamarca para
agilizar nuevos proyectos mineros en el corto y mediano plazo, y lo más
importante, enfrentar la minería ilegal del cobre principalmente en el sur del
país, que según el IPE puede procesar hasta 20,000 TMF diarias. Es muy
preocupante que el propio ministro Montero, a principios de mes, durante una
conferencia a la prensa extranjera, haya reconocido el avance, a gran escala, en
la producción informal de cobre.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 21 de junio de
2025