Artículos de opinión de Alfredo Palacios Dongo

LA INFORMALIDAD NOS DESBORDA

La multiplicidad de formas que reviste la informalidad en nuestro sector laboral ha ocasionado que de 16 millones que conforman la Población Económicamente Activa (PEA) más de 11 millones sean informales (70%), pero es más grave aún que en 15 de las 25 regiones del país, el 80% de trabajadores es informal. Esta compleja problemática se encuentra inmersa en todos los ámbitos de trabajo, pero principalmente en sectores de servicios, comercio, manufactura, construcción, educación, agricultura, ganadería, silvicultura y pesca.

De las más de 5 millones de micro y pequeñas empresas (mypes), el 84.7% son informales y no llevan registros de ventas. A pesar de ello, representan el 90% del tejido empresarial del país y 15% de la producción nacional, y así, emplearon en 2013 casi 8 millones de trabajadores (47.4% de la PEA), la mayoría, empleos de precaria calidad con jornadas ilegales e ingresos bajísimos y deleznables. Increíblemente, más de 12 millones de trabajadores peruanos están inadecuadamente empleados, sin perspectivas, derechos, ni protección social.

Nuestra informalidad refleja subdesarrollo, síntoma de políticas inadecuadas, desconfianza en el Estado, en sus instituciones y en el propio gobierno. Los sistemas de impuestos y regulación mal diseñados como altos costos laborales no salariales –59% del salario bruto–, la falta de una adecuada Ley del Trabajo, la atrasada infraestructura, la baja inversión pública y privada, la ínfima calidad educativa, la elevada corrupción y la carencia de empleo adecuado, incrementan la desigualdad y ajustan un perverso escenario de incentivos que fomentan y fortalecen la informalidad.

Bajo este panorama, este desborde de la informalidad, intensiva en mano de obra y sin requisitos de capacitación laboral, debe obligar al gobierno a reexaminar esta grave problemática y fijar como meta concreta su reducción en elevados porcentajes, porque ésta representa la principal causa de nuestra frágil productividad que adolece de mínima capacidad para introducir innovación en los procesos productivos, y, lo más grave, es que obstaculiza el progreso y desarrollo del país.

Para reducirla es indispensable insertar gradualmente a las mypes en el sector formal por tratarse del mayor segmento dinámico de nuestra economía, pero además, se requiere el serio compromiso de todos los sectores del gobierno para generar empleos dignos, mejorar la calidad educativa y formación del capital humano, invertir en infraestructura y promover los alicaídos desarrollo tecnológico, competitividad e innovación en el país.

Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 18 de octubre de 2014


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