En
nuestro país, desde hace mucho tiempo, se ha dejado de lado la discusión,
debate y estudio sobre la calidad de las instituciones a pesar de la debilidad
que presenta una gran mayoría, no se está trabajado en la creación de
instituciones fuertes que garanticen una gestión eficaz de los asuntos públicos
y prevalezca una estructura estable de interacción humana. En buena medida,
para impulsar nuestro crecimiento económico y atravesar el umbral del
desarrollo en los próximos años, deberíamos acrecentar la promoción de
inversiones sostenibles, mejorar significativamente la calidad del capital
humano (educación, salud, alimentación, acceso a servicios) y elevar la
productividad, acciones que dependen de la calidad de nuestras instituciones y
de su capacidad para hacer más eficiente la acción del Estado.
Entre
el 23 y 25 de octubre se realizó en Lima la Cumbre Perú Sostenible 2025, en la
cual participó el economista británico James Robinson, ganador del Premio Nobel
de Economía 2024 por sus investigaciones sobre “El impacto de las Instituciones
en el Desarrollo económico y la prosperidad de las naciones”, en dicha cumbre
nos advirtió que sin una transformación institucional profunda, los abundantes
recursos minerales que poseemos no garantizarán el desarrollo, añadiendo que, uno
de nuestros errores históricos es que hemos desaprovechado las riquezas por no
contar con estructuras estatales confiables ni mecanismos de control adecuados.
En
el último Edelman Trust Barometer 2025 “La confianza y la crisis de agravio-Reporte
Perú” en nuestro país no se confía en las instituciones, los índices registrados
(entre 21 y 38), los más bajos en América Latina, están dentro del rango de
desconfianza institucional (1-49), este escenario está impulsado por
descontento ante la percepción de falta de respuestas para abordar las
necesidades, particularmente en temas como desigualdad económica y acceso a
información veraz. Asimismo, en el Ranking de Competitividad mundial 2025, el
Perú enfrenta un contexto estructuralmente frágil con retrocesos en ámbitos
clave como institucionalidad, en Eficiencia del Gobierno-Marco Institucional ocupamos
el puesto 57 entre 69 países.
Bajo este
panorama, la política debe promover el orden y el bienestar de la sociedad, y
las instituciones son fundamentales para lograrlo, sin embargo, nuestro sistema
institucional es desordenado y adolece de solidez, agudizado por las crisis políticas ocurridas por el cambio de 7
presidentes en los últimos 9 años y la corrupción institucional que afecta la
gobernabilidad y el sistema democrático, desde las instituciones públicas con vínculo al Poder Ejecutivo mediante los 19
ministerios, que son inestables para ejecutar políticas sectoriales, el
Congreso fragmentado, los partidos políticos con escasa credibilidad, la falta
de gestión de gobiernos regionales y locales y la endeble administración de
justicia. En general, es imprescindible que nuestras instituciones, con
legalidad y transparencia, mejoren su diseño, funcionamiento y eficiencia.
Artículo de
Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 1 de noviembre
2025



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