Artículos de opinión de Alfredo Palacios Dongo

DESATENCIÓN DEL ESTADO INCREMENTA DEFORESTACIÓN DE NUESTROS BOSQUES AMAZÓNICOS



Los bosques amazónicos son esenciales para la regulación del clima, captura de carbono, purificación del aire y agua, y conservación del suelo. A nivel mundial somos el 9° país con más extensión de bosques, tenemos 73 millones de hectáreas que cubren 60% de nuestro territorio, sin embargo, según la plataforma GeoBosques del Ministerio del Ambiente (Minam), en 2023 perdimos por deforestación 132 mil hectáreas siendo catalogados por World Institute Resources (WRI) como 5° país del mundo con mayores pérdidas de bosques, además, en 2020, durante la pandemia, batimos récord con 200 mil hectáreas, pero lo más grave es que en 22 años (período 2001-2023) perdimos 3 millones de hectáreas, principalmente en las regiones Madre de Dios, Ucayali, San Martín y Loreto.

 

Nuestra Amazonía es uno de los principales bastiones de biodiversidad y apoyo ecosistémico del mundo, pero el problema es la vulnerabilidad frente a la deforestación por poca vigilancia y monitoreo forestal que no garantiza la protección de los bosques, contamos con 76 Áreas Nacionales Protegidas que no se encuentran debidamente resguardadas por falta de capacidad de supervisión del espacio. Esta realidad se agrava por falta de una articulación institucional y conexión entre políticas públicas, estrategias y acciones congruentes y razonables por parte de los 3 niveles de gobierno.

 

La desatención del Estado para enfrentar los graves delitos impulsores de la deforestación que actúan como un fenómeno criminal estructural facilitado además, en gran medida, por la mafia y corrupción, evidencia su descontrolado crecimiento, entre estos delitos tenemos: la minería ilegal aurífera, principal amenaza con efectos devastadores; la tala ilegal, mafias eliminan enormes coberturas de áreas para traficar madera, deberíamos reforestar 5 millones de hectáreas disponibles en tierras deforestadas para plantaciones forestales comerciales, porque en nuestra Amazonía no producimos madera, el 100% es explotada extrayéndola de bosques naturales, es imprescindible la trazabilidad de madera; el cultivo de coca y proliferación del narcotráfico arrasan los bosques; la ocupación irregular de tierras por falta de ordenamiento territorial invadiendo áreas de bosque para establecer asentamientos humanos y producir agricultura a pequeña y gran escala, especialmente de cultivos industriales de palma aceitera, la Ley 31973, conocida como “Antiforestal”, ha desencadenado la búsqueda de nuevos terrenos para invadir (49% del área deforestada termina convertida en superficies agrícolas y pecuarias).

 

La deforestación en nuestra Amazonía no debe seguir incrementándose, debemos frenarla valorando y protegiendo los árboles. Nuestra política Nacional del Ambiente al 2030 establece objetivos para reducir la deforestación, mejorar la gestión ambiental y promover la sostenibilidad y sensibilización poblacional. A pesar de tratarse de un problema complejo, debe ser debidamente enfrentado por el gobierno a través de un manejo eficiente e integrado con medidas preventivas y correctivas que incluyan penas drásticas a quienes cometan delitos forestales, especialmente a los funcionarios corruptos, además, con la implementación efectiva de leyes y políticas integrales con mecanismos especiales de administración, control, vigilancia y monitoreo forestal en tiempo real, que garanticen la seguridad protección de los bosques, promuevan el desarrollo sostenible y aseguren los derechos de las comunidades que dependen de estos territorios.

 

Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 6 de diciembre de 2025

 

 

 

  



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