El mensaje a la Nación del comunista Castillo
estuvo plagado de carencias, patrañas, mentiras y orfandad de ideas, no reconoció errores, respecto a la corrupción, no mencionó palabra alguna
sobre sus 5 investigaciones abiertas en el ministerio público por presuntamente
liderar una organización criminal con una red de unos veinte involucrados,
tampoco habló sobre sus familiares que enfrentan graves investigaciones
fiscales.
Contrariamente
a lo mencionado por Castillo en su mensaje, desde que llegó al gobierno inició
una estrategia para destruir nuestro país empezando con acciones
para afectar y socavar lo más importante, la institucionalidad nacional, designando
ministros incompetentes, filoterroristas y corruptos (cambió 3 gabinetes, 59
ministros y 77 viceministros), además, nombrando familiares, gente inepta y
prontuariada como funcionarios y trabajadores públicos. Su estrategia continuó propugnando
la lucha de clases tratando de desunir a los peruanos, incitando al odio,
atacando la democracia y la libertad de prensa pretendiendo construir un proceso
radical, expansivo, confiscador para cambiar la constitución e implantar un
Estado totalitario y perpetuarse en el poder. Continuó su cometido durante sus
visitas a ciudades y pueblos, en actividades oficiales o en plazas públicas ofreciendo,
con extremo populismo, insólitas e inviables promesas, como construcción de
aeropuertos, entrega de lavaderos para los 69,561 centros poblados, gas
para todos, crear un programa “barriga llena, corazón contento”, etc., solo en
los 15 consejos de ministros descentralizados dejó 238 promesas incumplidas.
Bajo este
panorama, el comunista marxista leninista Castillo, en solo un año consiguió arrastrar a nuestro país a una extrema inestabilidad
política, económica y social, lo logró con su estrategia comunista, arremetiendo
contra el libre mercado para ahuyentar la inversión privada afectando la
producción y el crecimiento; anulando la creación de empleo con su
prepotente y radical agenda 19 originando informalidad y precariedad laboral y aumento
de pobreza (actualmente 30% equivalente a 8.5 millones); originando altísimos
incrementos de precios de la canasta básica por falta de gestión; alentando
los conflictos sociales (actualmente 257) para destruir la minería (más de 20
proyectos paralizados); buscando implantar una enseñanza ideológica
escolar comunista y atentando contra la carrera pública magisterial; ocasionando,
por mala gestión, una estructura precaria de atención en salud; en
agricultura, con una populista segunda
reforma agraria y por pésima gestión y corrupción, la carencia de urea que reduce
en 40% la producción agrícola; y, lo más grave, el servicio de
inteligencia infiltrado y sin rumbo, y, en el Vraem los cocaleros con carta
abierta para inundar la zona con cultivos ilegales que se transforman en
toneladas de cocaína e incentivan el incremento de cárteles que pueden
convertir nuestro país en un narcoestado.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 30 de julio de
2022