Ayer,
8 de octubre, se conmemoró los 200 años de creación de nuestra Marina de Guerra,
fecha en que nace una institución cuya historia a través del tiempo es pródiga,
protagonista del génesis de la patria y enriquecedora del alma nacional. El 6
de octubre de 1821 el general José de San Martín, con el título de Protector de
la Libertad del Perú, firmó un Estatuto Provisional cuyos principios debían
servir de pauta a la sociedad peruana mientras se organizaba el nuevo país
independiente. El gobierno constituido bajo dicho protectorado encargó al
capitán de navío Jorge Martín Guise, de origen británico, la misión de
organizar la Marina de Guerra nombrándolo como su primer Comandante General. Al
juramentar dicho estatuto el día de su dación, el 8 de octubre de 1821, se
estableció la fecha para la posteridad de la fundación oficial de nuestra
Marina de Guerra.
El
destino histórico del Perú tiene en nuestra institución una sólida columna que
aporta en su estructura nobles vertientes de patriotismo, tradición, lealtad,
honor, ética, disciplina, coraje, y es que en su génesis subyacen valores de la
peruanidad, que como ayer, hoy y siempre son estímulo permanente al
enriquecimiento de la espiritualidad de nuestra patria. Además de cumplir, en
conjunto con el Ejército y la Fuerza Aérea, la principal misión constitucional
de garantizar la independencia, soberanía e integridad territorial de la República,
nuestra Marina cumple importantes misiones en el desarrollo nacional, entre ellas,
realizando acciones cívicas a nivel nacional, impulsando la acción social con
plataformas itinerantes en las cuencas de los ríos amazónicos y Lago Titicaca,
asistiendo a la población en emergencias y desastres, empleando bases modulares
para campañas sanitarias y actuando como embajadores itinerantes, alrededor del
mundo, con nuestro buque a vela BAP Unión.
Asimismo,
coincide en el calendario histórico de nuestra patria la conmemoración del 142°
aniversario del Glorioso Combate Naval de Angamos, en el que nuestro máximo
héroe Miguel Grau, con solo 45 años, en la plenitud de su vida, parte consciente
en el “Huáscar” a su batalla final inmolándose en la infausta jornada del 8 de
octubre de 1879 en defensa y por la gloria, y honor del Perú.
Bajo
este panorama, todos los peruanos deberíamos inspirarnos en el ejemplo de vida
del Gran Almirante Miguel Grau, el “Peruano del Milenio”, en sus valores, su
sacrificio y su amor a la Patria, pero especialmente los actores políticos que
guían los destinos de nuestra Nación, que en estos momentos de dificultad
política que vive el país, deberían predicar con sus actos siguiendo los
valores que nos legara nuestro máximo héroe nacional.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 9 de octubre de
2021