El lote-192 es el mayor productor de petróleo en el país, hasta
2019 estuvo produciendo 6,500 barriles diarios (12% de la producción nacional
que asciende a 53,000 barriles diarios), cuenta con reservas
probadas para 20 años, sin embargo, tiene un historial contaminante por graves atentados
ambientales. En 1970 la Occidental Petroleum Corporation (Oxy) inició operaciones utilizando prácticas contaminantes destructivas y dejando áreas de
producción y exploración contaminadas. Recién 14 años después (1984), por
reiteradas denuncias de contaminación de las comunidades nativas, el gobierno la
declaró como “la zona medioambiental más dañada del país”. Recién en 1993 se
promulgó el marco reglamentario ambiental de hidrocarburos, y en 1996, por
primera vez, se priorizó una evaluación ambiental y territorial del área.
En 2001 Oxy vendió la concesión del Lote-192 a Pluspetrol Norte,
empresa que debió presentar en 2002 su Programa de Adecuación y Manejo
Ambiental (PAMA), y a pesar de no cumplirlo, se le amplió 4 años el plazo hasta
2006 y después hasta 2010 mediante un Plan Ambiental Complementario (PAC) que
incluía 91 sitios impactados que debían remediarse, lo cual nunca cumplió. En
2015 concluyó su contrato y desde agosto de dicho año la compañía canadiense
Frontera Energy tiene contrato de servicio temporal para explotación hasta el
primer trimestre 2021 y luego el contrato de licencia sería otorgado a
Petroperú.
Bajo este panorama,
tras 50 años de explotación del Lote-192 los casi 2,000 impactos ambientales
producidos no han sido remediados, debiendo dársele prioridad por ocasionar
graves daños contaminantes en la salud de las comunidades indígenas (Andoas,
Nueva Jerusalén, Pampa Hermosa, Pacacuro y Santa Elena), en cuencas de ríos (Pastaza, Corrientes, Tigre y Marañón) y en suelos, bosques y medio ambiente.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 2 de enero de 2021