Petroperú, empresa petrolera estatal de derecho privado,
que en los últimos años viene cambiando de presidente de directorio en promedio
cada 6 meses, tiene desde el 16 de abril pasado como nuevo presidente a Carlos
Paredes, quien resaltando las deficiencias de sus antecesores manifestó que la
empresa está muy lejos de cumplir con los exigentes estándares de gestión y
gobierno corporativo, además ha hecho declaraciones que denotan una mala
gestión y manejo y hasta ha adelantado que “pronto saldrán a la luz” casos de
corrupción dentro de la empresa, está evaluando paralizar el Oleoducto Norperuano
si no mejora su producción y ha
reconocido que la empresa está sobreendeudada por la construcción de la
refinería de Talara (a
pesar que un objetivo estratégico principal de Petroperú es su sostenibilidad
financiera), según la Superintendencia del Mercado de Valores tiene
una deuda a largo plazo de US$
4,200 millones y para cancelarla necesitaría unos 30 años.
Actualmente Petroperú
está trabajando con 95% de deuda y evalúa la venta en 2020 del 15% de sus
acciones en colocación privada, también vender las unidades auxiliares de la
refinería, además, Paredes osadamente plantea que el Tesoro Público asuma US$
1,000 millones de dicha deuda para que ésta no sea pública sino del Tesoro
Público, según él, permitiría acceder a tasas de interés más bajas y generar
ahorros al Estado. Algunas
clasificadoras de riesgo califican el crédito corporativo a largo plazo de
Petroperú en BBB (capacidad para cumplir sus obligaciones financieras pero con condiciones
económicas adversas que pueden debilitar su capacidad de pago), en caso
Petroperú tenga dificultades financieras, así sea por mala gestión o mal
manejo, el gobierno deberá proporcionarle apoyo financiero con el dinero de
todos los peruanos.
Bajo este
panorama la situación de Petroperú se explica por el financiamiento para la
Refinería de Talara que increíblemente aumentó en casi 10 años (octubre 2008 a
febrero 2018) más de 6 veces su valor, de US$ 800 millones en
el proyecto inicial (octubre 2008),
elevándose a US$ 3,500 millones (mayo 2014) al suscribirse el contrato con
Técnicas Reunidas (este contrato no fue divulgado hasta 2017), llegando
finalmente en febrero 2018 a US$ 5,000 millones (S/.16,224,345 millones) según acuerdo
del directorio de Petroperú 014-2018. Esta cifra, por incertidumbre en la
determinación del valor final del proyecto (gastos adicionales, ajustes en
obras complementarias, montajes, retrasos, intereses) podría incrementarse
hasta que la refinería inicie sus operaciones, según Petroperú en febrero 2021.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 7 de setiembre de 2019