Tal como fuera un despropósito que el gobierno
pretendiera importar quinua de España siendo nuestro país el mayor exportador
mundial, otro despropósito es que ahora se pretenda, sobre la base de un
acuerdo suscrito el 25 de junio entre los mandatarios de Perú y Bolivia,
importar gas natural de Bolivia a través de gasoducto virtual (camiones) para
la zona sur, principalmente Puno, a pesar que solo nuestro lote 88 (con
reservas para 35 años) podría abastecer toda nuestra demanda, además, el gas
boliviano competiría con el nuestro desincentivando su exploración y
explotación. Ya nuestras dos plantas de generación eléctrica más grandes (Engie
en Ilo y Kallpa en Mollendo) tienen acuerdo con Bolivia para importarlo. Lo
contraproducente es que tenemos mayores reservas (Perú 12.9 trillones de pies cúbicos –TCF– y Bolivia 10.7) pero Bolivia produce más (2,000
millones de pies cúbicos diarios) y nuestro país 1,250, por mala gestión y falta de estrategia e inversión.
El acuerdo también pretende interconectar el gasoducto de
Bolivia con el gasoducto sur peruano para que nuestra macrorregión sur pueda
recibir gas boliviano o gas de Camisea, sin embargo no se ha analizado su
financiamiento ni viabilidad, además nuestro gasoducto está paralizado desde
2017. Otro punto señala que excedentes de gas licuado boliviano puedan ser
exportados vía marítima desde Ilo, en este caso, el gobierno boliviano ha hecho
pública su intención de construir un gasoducto entre La Paz e Ilo pero su
concreción es muy difícil y no ha especificado plazos ni financiamiento (según Semana
Económica superaría US$ 4,000
millones).
Bajo este panorama, 62% de peruanos están en contra de
importar gas boliviano. El actual acercamiento diplomático público de Bolivia
al Perú se debe a que busca exportar su gas al mercado asiático ya que este
elemento que representa 30% de sus exportaciones tiene en cercano plazo enormes
riesgos políticos y económicos porque sus principales destinos exportables,
Brasil (contrato desde 1999, termina este año) y Argentina (desde 2005, termina
en 2026) se encuentran cerca de su autosuficiencia gasífera poniendo en jaque
el principal activo boliviano. Nuestro país por falta de gestión, proyectos e
inversiones no ha alcanzado su autosuficiencia (son nulos los descubrimientos),
requerimos incentivar y aumentar inversiones para su exploración y explotación y
atraer inversión extranjera y privada, objetivos que deben estar plasmados en
la nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos actualmente en proceso de predictamen en
la Comisión de Energía y Minas del Congreso.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 20
de junio de 2019