Artículos de opinión de Alfredo Palacios Dongo

CANASTA BÁSICA FAMILIAR Y REMUNERACIÓN MÍNIMA VITAL


El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el marco de la Encuesta Nacional de Presupuestos Familiares (ENAPREF) 2019-2020, entre el 9 al 18 de este mes realizó una encuesta para actualizar el patrón de consumo de los hogares y seleccionar los bienes y servicios que conformen una nueva canasta básica familiar, dicha encuesta nacional incluyó solo 150 viviendas particulares visitadas en 5 días en los departamentos de Cusco, Piura, Loreto y  la provincia de Lima. La última modificación de la canasta fue hace 10 años realizándose una encuesta en 25 ciudades capitales departamentales durante todo un año.  

Aunque aún no conocemos los resultados, obviamente es imposible que en un tiempo y muestra tan corta puedan obtenerse datos reales al ser tabulados a nivel nacional, principalmente sobre la estructura del presupuesto familiar, composición y distribución de ingresos, destino en adquisición de bienes y servicios y consumo por productos, variables indispensables para calcular una nueva canasta que determinará nueva línea de pobreza (que nunca ha reflejado la realidad) y el Índice de precios al consumidor. Actualmente la canasta tiene un valor mensual de S/1,376 para una familia de 4 miembros (S/344 c/u), si su gasto per cápita es menor son consideradas pobres, para pobreza extrema es S/732 (S/183 c/u), además de la espantosa informalidad (70%) solo una persona trabaja en la mayoría de familias, especialmente en provincias y zonas rurales.

Sobre la remuneración mínima vital, según la Comisión de Trabajo del Congreso, el actual monto (S/930) es insuficiente para satisfacer las necesidades alimenticias y básicas, estimándose un requerimiento de S/1,500. Paradójicamente nuestro país registra en la región entre los más bajos sueldos básicos y los mayores costos de la canasta; según un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre salario mínimo y canasta básica tenemos una brecha estimada en 50%.

Bajo este panorama, en los últimos años, la pérdida de poder adquisitivo de nuestra población no ha sido debidamente compensada afectando los niveles económico y social, la canasta básica seguirá subiendo por lo que debería incrementarse la remuneración mínima vital, sin embargo, debe considerarse el costo de vida real, crecimiento económico, inflación, pero principalmente, deben tomarse medidas integrales en educación y laborales para reducir la informalidad laboral, mejorar el capital humano e incrementar la productividad de la población económicamente activa y de las pymes que son las mayores empleadoras, además, deben implementarse políticas públicas en beneficio del mercado laboral.

Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 27 de abril de 2019


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