El
pasado día 10 la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y
Agricultura (FAO) presentó su informe “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional
en América Latina y el Caribe” el cual considera que la erradicación del hambre
y malnutrición (desnutrición, carencia de micronutrientes, sobrepeso y
obesidad) se relaciona con patrones alimentarios y tiene implicancias en las
estructuras de los sistemas alimentarios. En el caso de nuestro país registra
un dato muy preocupante sobre la subalimentación (carencia o privación de
alimentos referida al hambre e inseguridad alimentaria) que ha afectado 2.5 millones de peruanos (período
2014-2016).
En desnutrición
crónica registra una prevalencia de 10% afectando 500 mil niños peruanos (no
olvidemos que en anemia tenemos un problema severo de salud que afecta a 50% de
niños escolares). En sobrepeso registra en menores de 5 años una prevalencia de
7.2% y en mayores de 18 años hasta
25.4%; es inconcebible que a más de
4 años de publicada la ley 30021 de promoción de alimentación saludable, su
reglamento recién fue aprobado en junio pasado y entrará en vigencia en enero
2018, la mala alimentación y sobrepeso influyen en 13% de probabilidad de
mortalidad prematura entre peruanos de 30 a 70 años por enfermedades
cardiovasculares, cáncer, diabetes o respiratorias.
También
influye en hambre y malnutrición la relación canasta básica alimentaria (CBA)
versus salarios mínimos, el quintil de peruanos más pobre usa 60.3% de sus
ingresos para adquirir alimentos; el INEI para medir la pobreza considera
S/.328 el costo mensual de la CBA (diario S/.10.90), si una persona gasta más de esta cantidad en alimentos no es
pobre y para un pobre extremo la referencia es S/.180 mensuales (diario S/.6),
sin considerar gastos de salud, agua, luz, transporte, vestido etc. También es
causa adyacente de malnutrición, especialmente en niños, la falta de acceso a
agua potable y saneamiento, nuestra cobertura es bajísima (área urbana 88% y
79% respectivamente, rural 62% y 29%).
Otros
aspectos importantes son la adaptación de la agricultura familiar al cambio
climático y la conservación de la biodiversidad para garantizar al futuro la
estabilidad de alimentación saludable, además la seguridad alimentaria es
indispensable para satisfacer permanentemente los requerimientos nutricionales
de la población, debemos mejorar y avanzar en el acceso de alimentos, prácticas
de consumo, estabilidad frente a condiciones externas y mejorar el marco
institucional y capacidades de gestión en los tres niveles de gobierno.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 21 de octubre de 2017