Artículos de opinión de Alfredo Palacios Dongo

PETROPERÚ: GRAVÍSIMO DAÑO A LA AMAZONÍA

En solo 11 días sucedieron dos gravísimos derrames de petróleo en la Amazonía, en el Oleoducto Norperuano (ONP) operado por Petroperú, el primero, el 25 de enero (tramo II, km 441) en el distrito de Imaza (Bagua) Amazonas, afectando tierras agrícolas y aguas de la quebrada Inayo, deslizándose por lluvias torrenciales hasta el río Chiriaco (afluente del río Marañón), y el segundo el 3 de febrero (ramal norte, km 206) en el distrito de Morona (Dátem del Marañón) región Loreto, afectando el río Morona y la desembocadura de la Quebrada Cashacaño. Más de 3,000 barriles derramados obligaron la declaratoria de emergencia sanitaria en 6 distritos que abarcan 16 comunidades y 5 etnias amazónicas, dejando más de 2,000 damnificados.

Dichos derrames se suman a decenas producidos los últimos años en el oleoducto, y cuando suceden, Petroperú ensaya pretextos de cómo se produjeron (accidentes naturales, sabotajes) y minimiza los daños ocasionados, además de comunicar la activación del plan de contingencia y acciones inmediatas de limpieza y mitigación que nunca son completas y la restauración y saneamiento duran muchos años.

Pero lo más preocupante es que para el presidente de Petroperú, Germán Velásquez, el ducto se encuentra en perfecto estado asegurando además que estos dos derrames se produjeron por causas naturales, siendo refutado por el ministro del Ambiente, Manuel Pulgar, quien manifestó que desde hace años los derrames son producidos por obsolescencia y falta de mantenimiento. Asimismo, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) acaba de reafirmar que dichos derrames fueron consecuencia del deterioro de tuberías transportadoras por un proceso corrosivo externo por falta de mantenimiento.

Bajo este panorama cada derrame de petróleo es una emergencia ambiental por producir daños reales a la salud humana y los recursos naturales. El presidente de Petroperú, Germán Velásquez, debería renunciar y la empresa recibir una drástica sanción y ser obligada a dar estricto cumplimiento al plan de trabajo de mantenimiento predictivo, preventivo y correctivo del oleoducto con inspecciones periódicas a tuberías y derecho de vía (zonas externas) usando tecnología de punta, principalmente en los tramos de región selva, ramal norte y tramo I (cubierto por agua la mayor parte del año) y región montañosa y lluviosa del ramal II, para prever y anticipar posibles roturas en tuberías por corrosión, pérdida de espesor, distensionamiento, abolladuras, baja protección catódica, y zonas de vía.

Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 20 de febrero de 2016


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