Pareciera
que los peruanos, y especialmente muchos líderes políticos y congresistas, no
recordáramos que el actual gobierno comunista marxista leninista maoísta tiene
como principal doctrina y filosofía la lucha de clases y la abolición de la
propiedad privada y medios de producción, para, según ellos, eliminar la
división entre ricos y pobres, explotadores y explotados, clase obrera y
burguesía, y para lograrlo buscan conquistar el poder a través de una
revolución para establecer una dictadura del proletariado (democracia popular).
Desde
que Perú Libre asumió el gobierno, Cerrón lo advirtió: “De un Parlamento no se hace jamás una
revolución, ésta es organizada por el pueblo, se hace con el extraoficial, de
la calle, organizaciones del pueblo, los partidos, municipio, gobiernos
regionales, estudiantes, ese es el Parlamento que garantiza el cambio por el
que tenemos que luchar, no otro”, y es justamente el proceso que estos
comunistas siguen escrupulosamente día a día, buscando convocar a una asamblea
constituyente para perpetuarse en el poder e intentar cerrar el Congreso, y,
con sus actitudes totalitarias y plagadas de corrupción, están devastando la
democracia y la ética política, destruyendo la institucionalidad y afectando las libertades individuales
y de expresión.
Este
gobierno comunista puede convertir al país en una desolación moral, social,
cultural y espiritual, lo cual es su verdadero objetivo, y es ilustrado en una
cita del “Manifiesto Comunista”: “El comunismo suprime las verdades
eternas, suprime toda religión y toda moral”. En su proceso comunista Castillo engaña
al país con su eslogan “No más pobres en un país rico” haciendo creer que los
pobres van a mejorar su situación, sin embargo, están engendrando más pobreza y
miseria al ahuyentar la inversión privada, desbaratando además la creación de
empleo formal, empeorando la salud, ideologizando la educación, afectando la
agricultura nacional y la seguridad alimentaria, realmente están llevando
nuestro país al despeñadero sin ninguna oposición que lo enfrente.
Bajo este complejo panorama, Castillo, aún con
seis demoledoras
acusaciones por corrupción, intenta
ganar tiempo para mantenerse en el gobierno y seguir desarrollando su proceso comunista dañando la moral y
los valores de la población, tratando de desviar la atención pública, engatusando gente de diversas agrupaciones,
victimizándose, movilizando e
incitando al enfrentamiento para que lo defiendan de una supuesta
“conspiración” de la Fiscalía y de la derecha que “quiere vacarlo” en el
Congreso, lo cual se agravará con la liberación de Antauro Humala. Toda esta situación
puede generar una anomia que podría convertirse en una imparable y
generalizada violencia, desorden y caos, que es lo que busca este gobierno
comunista para seguir destruyendo nuestro país.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 27 de agosto de
2022