Las
instituciones del Estado garantizan el cumplimiento de la Constitución, de los
derechos constitucionales, y sirven de soporte o cimiento para organizar,
representar y proteger la sociedad, sin embargo, el comunista
marxista-leninista Castillo las está deteriorando nombrando ministros
cuestionados obligados a renunciar o ser interpelados, además, menoscaba gravemente nuestra
institucionalidad designando funcionarios hasta directores para cubrir
cargos importantes sin aplicar la meritocracia en la mayoría de sectores con
nombramientos impropios y contraproducentes sin experiencia mínima en gestión pública, y nombra
a dedo trabajadores que no reúnen los requisitos de capacidad y experiencia laboral.
Este gobierno comunista privilegia los puestos en la administración
pública basados en el
clientelismo y prebendalismo, a
paisanos, familiares, amigos, allegados políticos, cuotas partidarias y
miembros de Conare-Movadef, muchos de ellos sindicados con serios
cuestionamientos o antecedentes (existen hasta casos de acoso sexual, secuestro,
tráfico de influencias, entre otros), y, en el caso de nombramientos de
prefectos regionales, subprefectos provinciales y distritales, Castillo ha
refrendado una gran repartija entre profesores del Fenatep, militantes, coordinadores
regionales de campaña y pago por favores políticos.
En los últimos meses se han incrementado las renuncias de viceministros
y altos funcionarios de distintos ministerios, quienes han denunciado copamiento
laboral y designación de funcionarios en puestos claves con criterios
políticos. Actualmente tenemos
cuatro ministros que afectan gravemente la institucionalidad de sus sectores y deben
ser interpelados por serias acusaciones, en Salud, Hernán Condori, por cobro
indebido y negociaciones incompatibles; Transportes, Juan Silva, su sector en
una agencia de empleos; Justicia, Ángel Ydelfonso, tiene 70 denuncias por
negligencia como procurador en Áncash; y Energía y Minas, Carlos Palacios,
según Contraloría, no cuenta con estudios ni experiencia para asumir ni
siquiera un cargo similar en el ámbito regional.
Bajo este panorama, la
democracia se caracteriza por ser un sistema de instituciones, no es posible
separar gobernabilidad democrática de institucionalidad democrática, la nación se construye y fortalece a
través de las instituciones fundamentales del Estado, sin institucionalidad no
hay progreso porque ordenan la vida democrática, vinculan roles e identidades,
recursos, reglas y prácticas prescriptivas, sin embargo, el comunista Castillo, por el contrario, en
siete meses de gobierno ha puesto de manifiesto su vehemente aversión y desprecio por ellas y por la sociedad en su
conjunto empeñándose en deteriorarlas y degradarlas con un fin de cooptarlas y
dirigirlas hacia el lado oscuro del poder para pretender continuar con su
mezquino proceso de disolver el Congreso, convocar una asamblea constituyente y
cambiar la Constitución para perpetuarse así en el poder, situación que los
peruanos demócratas jamás debemos permitir.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha
26 de febrero de 2022