Con Brasil tenemos 2,820
kilómetros de frontera, pero es la Triple Frontera la ruta de intercambio entre
Perú (Santa Rosa), Brasil (Tabatinga) y Colombia (Leticia) que solo están
separados por el río Amazonas. Entre Tabatinga y Santa Rosa es imposible frenar
el comercio y el intercambio, muchos peruanos se abastecen en Tabatinga, también
brasileños y colombianos transitan, por su cercanía, hacia Caballococha,
provincia de Mariscal Ramón Castilla en Loreto, que viene a ser un puerto de
entrada (y salida) al (o del Perú). En el caso de este brote de la variante
Manaos se habría dado primero en Caballococha y trasladado hasta Iquitos, que a
pesar de su distancia (325 kilómetros), ha llegado a través de pacientes recibidos
de dicha provincia, además, en Iquitos, ha aumentado la mortalidad (80% de 98
fallecidos en la región Loreto solo en enero).
Bajo este panorama, es
responsabilidad del gobierno mitigar los impactos sanitarios, sociales y
económicos de esta agresiva pandemia en nuestra Amazonía. El río Amazonas es el
principal medio de comunicación de las poblaciones y se ha convertido en el
medio de contagio del Covid-19 y sus variantes a distintas localidades
ribereñas presentándose los cuadros más agresivos de la pandemia como focos de
contagio en Iquitos y Manaos. Según monitoreo del Centro Amazónico de
Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), la región amazónica, hasta el 13 de
enero pasado, concentra 218,000 casos positivos y 5,000 decesos, y según el
portal Ojo Público, los pueblos Awajún, Kichwa y Achuar registraron los mayores
casos del nuevo coronavirus.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 13 de febrero
de 2021