Como resultado
de esta compleja situación, el bicentenario nos esperaría con una pobreza de
hasta 30% (diez millones de peruanos) que representaría un retroceso de 10 años,
además de una informalidad del 70% de la fuerza laboral y 50% del PBI. Que
lejos estamos del Plan Bicentenario-El Perú hacia el 2021 que entre sus
objetivos proyectaba alcanzar a dicha fecha un ingreso per-cápita de
US$.10,000, duplicar nuestro PBI, cuadriplicar nuestras exportaciones, alcanzar
un crecimiento de 6% y reducir la pobreza a menos del 10%, cifras que se
desdicen absolutamente de nuestra actual realidad.
Al superarse
esta crisis debemos tomarla como una oportunidad para corregir lo que nos está
afectando y con una hoja de ruta clara buscar optimizar y mejorar nuestro país,
prioritariamente debemos fortalecer la condición operativa del Estado mejorando
la administración pública en sus tres niveles para buen uso del presupuesto
asignado, mejorar la gestión y calidad de los servicios públicos, construir un
nuevo sistema de salud, poner todos los esfuerzos para incrementar el trabajo y
reducir la informalidad.
Bajo este
panorama, con la grave crisis sanitaria y ad portas de nuestro bicentenario debemos
tener presente el pensamiento que nos dejara nuestro ilustre historiador, José
de la Puente Candamo, en su última entrevista antes de su fallecimiento el
pasado 5 de febrero, al referirse a la derrota en la guerra con Chile,
manifestó que el Perú se levantó solo, nadie nos prestó un dólar o una
esterlina, porque en los peruanos hay un espíritu nacional de salir adelante
contra toda adversidad.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo
publicado en el diario EXPRESO, fecha 15 de agosto de 2020