Artículos de opinión de Alfredo Palacios Dongo

SITUACIÓN DE LA POBREZA RURAL EN EL PERÚ


El pasado 21 de noviembre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó en Buenos Aires, Argentina, la primera edición del “Panorama de la Pobreza Rural en América Latina y el Caribe” advirtiendo que en la última década aumentó la pobreza rural regional en 2 millones de personas llegando a 59 millones de pobres rurales, de los cuales 27 millones son pobres extremos rurales, resaltando que casi la mitad de la población rural regional es pobre a pesar que 28 de los 33 países que la conforman son de ingreso rural medio y alto.

Con relación al Perú, el informe incluye nivel de pobreza monetaria y nivel de pobreza multidimensional, respecto a la monetaria (actualmente aplicada por INEI) indica que hemos reducido la pobreza rural desde 1997, de 73% a 46% en 2014 (actualmente el INEI registra 44.4%), esto significa que de los 9 millones de peruanos rurales casi 4 millones son pobres), pero el informe también registra que tenemos 86% de pobreza multidimensional (de los 9 millones de peruanos rurales 7.7 millones son pobres). Para comprender esta extrema diferencia entre medición monetaria y multidimensional, el INEI emplea la medición monetaria considerando que quien tiene S/ 11.27 diarios para vivir (alimentación y todas las demás necesidades) no es pobre, y si tiene más de S/ 6.1 no es pobre extremo. Esta inexplicable e ilógica medición no permite dimensionar la magnitud de las carencias poblacionales que si incluye la medición multidimensional como falta de servicios básicos, educación, empleo, protección social, vivienda y calidad de vida.

Bajo este panorama nuestra pobreza rural es estructural, los elevados niveles de pobres y la mayoría de necesidades básicas insatisfechas demuestran que las zonas rurales están siendo olvidadas por el Estado y la sociedad. Se requieren programas estratégicos y políticas políticas coordinadas entre los tres niveles de gobierno, nacional, regional y local priorizando la inversión para luchar contra la pobreza existente en el ámbito rural, principalmente en crear oportunidades de empleo (la informalidad supera 88%), mejorar agua y saneamiento (alrededor de 30% sin servicio de agua y 42% sin servicios higiénicos), salud (mínima inversión, cobertura muy reducida y en muchos casos inexistente), educación (muy bajos niveles de aprendizaje), capacitación de pequeños agricultores (siembras, cosechas, demanda, calidad, competencia y precios de productos), electrificación (brecha permanece en 20%), y gestión ambiental (conservación ambiental y manejo eficiente de recursos naturales).

Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 15 de diciembre de 2018


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