Artículos de opinión de Alfredo Palacios Dongo

SITUACIÓN DEL TRABAJO JUVENIL REQUIERE URGENTE SOLUCIÓN

Actualmente nuestra población nacional registra 31’150,000 habitantes, de ésta, la población juvenil (15 y 24 años) ocupa el 27% (8’410,000), de los cuales 5’067,000 conforman la PEA. El pasado día 24 la Corporación Andina de Fomento (CAF) presentó el Reporte de Economía y Desarrollo (RED) 2016 “Más habilidades para el trabajo y la vida”, en su capítulo 4 trata sobre las dificultades que enfrentan los jóvenes de América Latina para insertarse laboralmente, en el caso peruano señala que entre los que finalizan su educación 60% consigue un empleo, pero solo 17% un empleo formal, el 22% consigue un empleo independiente (la mayoría subempleados con ingresos menores al sueldo mínimo vital), el restante 18% ocupa trabajos familiares sin remuneración o trabajos precarios (sin aportes para su desarrollo laboral).

Los jóvenes que terminan su educación se demoran, en promedio, 9 meses para conseguir un empleo asalariado, y hasta 2 años y medio por un empleo decente (contratados, con ingresos suficientes y beneficios de salud y previsión social). También la informalidad laboral juvenil es altísima, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) llega a 82% (una de las 4 más altas a nivel regional) afectando más de 1 millón de jóvenes, en microempresas sobrepasa el 90%, y hasta en empresas formales 72% trabaja en malas condiciones, con bajos ingresos, inestabilidad laboral, desprotección y sin derechos sociales ni laborales.

La Cámara de Comercio de Lima (CCL) nos advierte sobre otra dramática realidad, un millón de jóvenes peruanos entre 15 y 24 años no estudian ni trabajan (ninis), igualmente, para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) los jóvenes peruanos ninis entre 15 y 29 años llegan a 26.7% en mujeres y a 15.4% en hombres. La mayoría de jóvenes ninis proviene de hogares pobres o vulnerables que no encuentran oportunidades de estudio o trabajo y están expuestos a caer en delincuencia o drogadicción.

Bajo este panorama, los jóvenes peruanos son uno de los grupos sociales más vulnerables, postergados y relegados de las prioridades en agendas públicas, el gobierno debe mejorar esta crítica situación promoviendo la generación de empleo juvenil y reforzando la capacitación laboral con programas en formación académica y técnica para desarrollar sus capacidades productivas, porque la población juvenil representa un valioso potencial de capital humano, imprescindible para mejorar la productividad nacional, favorecer el crecimiento económico y alcanzar nuestro desarrollo sostenible. 

Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 5 de noviembre de 2016



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