Artículos de opinión de Alfredo Palacios Dongo

LA COMPLICADA SITUACIÓN DE NUESTRA FLOTA PESQUERA ARTESANAL



La flota pesquera de menor escala o artesanal, compuesta por embarcaciones menores y artesanales, opera dentro de las primeras 5 millas (ley 31749), zona de alta productividad pesquera y megadiversa donde las principales especies de consumo humano directo (CHD) para la población se reproducen y desarrollan huevos y larvas en sus primeras etapas de vida. Esta importante flota representa no solo una actividad económica, sino principalmente una herencia cultural que ofrece indispensable oferta alimentaria poblacional (bonito, cabrilla, lorna, caballa, lisa, perico, jurel), y empleo para miles de familias peruanas.

 

Según la última Encuesta estructural de la pesquería Artesanal en el litoral peruano (ENEPA-IV 2022-2023 del Instituto del Mar), desde noviembre 1995, con 6,258 embarcaciones, la flota se ha incrementado descontroladamente hasta 2023, registrándose 23,138 embarcaciones, generando sobreexplotación de recursos pero disminuyendo progresivamente su productividad porque el 98% de embarcaciones son construidas de casco de madera y más del 30% tienen 30 años de antigüedad con diseños anticuados, obsolescencia que constituye un alto riesgo para 80,000 pescadores con condiciones laborales precarias, sin mínimos estándares de seguridad exponiéndolos en riesgo constante de accidentes, además, unos 26,000 no tienen carnet de pesca.

 

Esta situación se agrava por los altos niveles de informalidad y deficiencia en el sobredimensionamiento de embarcaciones que operan empleando técnicas precarias, también por la construcción, en astilleros clandestinos, de embarcaciones ilegales, y compra y venta ilícita de permisos, además, la mayoría de embarcaciones se oponen al control satelital, todo lo cual fomenta la pesca ilegal, afecta el control de actividades extractivas y pone en riesgo los ecosistemas marinos y su sostenibilidad. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha cifrado en US$375 millones anuales las pérdidas por falta de optimización en nuestra actividad extractiva artesanal, sumando otros US$500 millones por pesca ilegal.

 

Bajo este panorama, la complicada situación de la flota artesanal es consecuencia de desatención de problemas estructurales, debilidad institucional, insuficiente ordenamiento pesquero, débil supervisión y fiscalización, pero principalmente, por la falta de renovación de la flota, este último aspecto es crucial para mejorar la condición de trabajo de los pescadores y eslabonar el sector con el fortalecimiento de la industria naval. Nuestro principal astillero nacional SIMA PERU, está en capacidad de poder proponer una embarcación estándar de acero que permita a los gremios de pescadores artesanales, mediante bonos, renovar sus precarias embarcaciones por modernas. Dicha renovación trasciende lo económico para convertirse en una política social de primer orden, se formalizaría un sector que históricamente ha operado en los márgenes, brindando seguridad laboral a trabajadores que arriesgan su vida diariamente, y creando oportunidades para que las nuevas generaciones vean en la pesca una profesión digna y próspera.

 

Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 23 de agosto de 2025

  

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