Artículos de opinión de Alfredo Palacios Dongo

INHUMANO TRABAJO INFANTIL

En el marco de una campaña mundial para prevenir y erradicar el trabajo infantil y otras formas de esclavitud, entre los días 19 y 26 de este mes, se realizó en nuestra capital la “Semana para el fin de la Esclavitud Infantil” para promover su inclusión en el Programa de Desarrollo Global de Naciones Unidas 2016-2030.
  
En dicho evento, la Directora para países andinos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Carmen Moreno, advirtió que al menos un millón de peruanos menores de edad, entre 5 y 17 años, trabaja en situación de explotación. Según esta Organización, después de Brasil tenemos el mayor índice de trabajo doméstico infantil, privándose a los menores en sus derechos fundamentales y exponiéndolos a riesgos y agresiones.

Las últimas cifras oficiales de trabajo infantil en nuestro país provienen de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO 2011) registrando 1’659,000 niños trabajadores, altísima cantidad respecto a 7’000,000 niños y adolescentes entre 5 y 17 años de la población nacional. Es inhumano que 900 mil (entre 6 y 13 años) trabajen en condiciones deplorables en las calles, trabajos domésticos y otros (79% mujeres y el 26% entre 6 y 11 años).

Los restantes (800 mil) entre 14 y 17 años, aunque permitidos para trabajar, deben estar inscritos en el registro de trabajo formal en municipios y direcciones regionales, lo cual irresponsablemente no se cumple. Las regiones donde más niños trabajan son: Huancavelica (79%), Puno (69%) Huánuco (65%) y Amazonas (64%).

Es inhumano además porque 50% de ellos realizan labores rudas y peligrosas que afectan su salud y seguridad (narcotráfico, minas ilegales, ladrilleras, pesca, ambulantes, mercados, chacras, etc.) y que en muchos casos generan violencia y delitos de trata o sexuales.

Bajo este panorama, tenemos ingente normatividad (leyes, estrategias, planes, códigos) pero no se implementan o incumplen por mínimos presupuestos, falta de información estadística actualizada y base de datos, carencia de fiscalizadores y funcionarios públicos capacitados, inexistencia de instituciones de defensa y protección al menor en las regiones, además, por falta de visión integradora del gobierno para implementar procesos de diseño y aplicación de políticas y falta de voluntad para empoderar cambios de mentalidad y toma de conciencia, todo lo cual imposibilita erradicar esta inhumana labor que afecta casi 2 millones de niños y adolescentes peruanos en su desarrollo, formación, seguridad, educación, bienestar, salud y moral.

Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 29 de noviembre 2014


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