Entre
el 10 y 21 de este mes se realizó en la Amazonía de Brasil, en Belém, la 30°
Conferencia de Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático (COP30), en un contexto de aceleración de fenómenos climáticos
extremos en el mundo como colapso de ecosistemas, incendios forestales,
inundaciones, tornados y tormentas, sequías, desertificación, derretimiento
glaciar. aumento del nivel del mar, y escasez de agua.
En
esta cumbre se han abordado los planes y contribuciones de los países, señales
políticas y ámbitos de colaboración (NDC-período 2030-2035) por la crisis
climática para limitar el calentamiento global a 1.5°C, temperatura que ha
aumentado progresivamente en 30 años, desde 0.5°C en la COP1 (Berlín
1995) hasta bordear 1.5°C en esta COP30, la cual, según la Organización
Meteorológica mundial (OMM) podría incrementarse en 2030 si no se revierte la
situación. Además, se ha tratado la movilización de recursos para 2035 de US$1.3
billones anuales en financiación para acción climática en países en desarrollo
y medición de avances en materia de mitigación y adaptación comparativa de los
197 países partes.
Nuestro
país participó en esta COP30, según el Ministerio del Ambiente (Minam), hemos
presentado soluciones concretas frente a impactos del cambio climático
fomentando la cooperación internacional, buscando consensos para solucionar la
crisis climática global, propuestas sobre bosques tropicales, medidas de
mitigación, herramientas de adaptación, etc., sin embargo, son soluciones
“teóricas” que no se condicen con nuestra crisis climática.
Lamentablemente
mantenemos una alta contaminación ambiental con emisiones de CO2 principalmente
por combustión de petróleo en el transporte y actividades industriales, según
la Asociación para Desarrollo y
Conservación de Recursos Naturales del Perú (Acrenap) emitimos anualmente 222,284
millones de megatoneladas. El elevado uso de combustibles fósiles, rezagan
las energías limpias, tenemos enorme potencial en recursos eólicos de 20,000
megawatts (MW) pero solo producimos una vigésima parte 1,021 MW. Los
derrames de petróleo en el mar y en los ríos afectan considerablemente la
calidad ambiental. La enorme deforestación en nuestra Amazonía, con pérdidas de
150,000 hectáreas anuales, destruye ecosistemas y contribuye a la emisión de
gases de efecto invernadero. Nuestros glaciares se derriten (hemos perdido 56%
de cobertura glaciar) y la mejor prevención es la mitigación del cambio
climático. La minería ilegal por uso de mercurio ocasiona alta contaminación de
suelos y ríos; una delegación de 35 líderes de pueblos indígenas
amazónicos peruanos, asistió a la COP30 exigiendo declarar la Amazonía en
emergencia por vertimiento en ríos de 3,000 toneladas de mercurio en los
últimos 20 años.
Bajo
este panorama, como país, no estamos contribuyendo adecuadamente a la reducción
de los efectos de esta crisis climática a nivel global y las repercusiones del
cambio climático inciden en nuestra salud pública, biodiversidad, medio
ambiente y seguridad hídrica y alimentaria.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 22 de noviembre
de 2025






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