Artículos de opinión de Alfredo Palacios Dongo

NUESTRA DECADENTE PRODUCCIÓN PETROLERA


En medio de la pandemia del coronavirus, en marzo pasado, se generó en el mercado petrolero mundial una pugna por una guerra de precios sin precedentes entre Arabia Saudita y Rusia perdiendo la cotización del precio del crudo hasta la cuarta parte de su valor ocasionando inestabilidad en los mercados energéticos y turbulencias económicas a escala global. En nuestro país, la producción petrolera ha caído desde marzo pasado de 60,000 barriles de petróleo diarios (bpd) hasta actualmente a 30,300 bpd, pero este drástico descenso no solo es por la caída del precio del crudo o por el impacto del covid-19 sino por bajo nivel de exploración y explotación y cierres de operaciones y del oleoducto norperuano. La selva es la más afectada, no están operando los lotes 8, 67, 95 y 192, además, 15 lotes se declararon en fuerza mayor, también están afectadas las regalías disminuyendo hasta 78.8% y la distribución del canon, especialmente en Loreto y Ucayali disminuyendo hasta 68.8%.

Nuestra producción petrolera está siendo afectada principalmente porque desde hace más de 30 años no se han tomado suficientes acciones para desarrollar la exploración y explotación ni para atraer nuevas inversiones, inclusive el gobierno ha buscado importar más petróleo y gas para cubrir la demanda futura en lugar de poner en valor nuestro enorme potencial de recursos. La producción petrolera decayó desde 196,000 bpd en 1980, a 100,000 bpd a fines de los 90 y hasta 4,000 bpd el 2016, producción que no representa ni 40% de la meta del Plan Estratégico Nacional 2014-2025 (103,000 bpd al 2016). La demanda interna de 250,000 bpd para el parque automotor e industria nos obliga a importar más de 200,000 bpd a Ecuador, Nigeria y otros países como Brasil y EE.UU, y nuestra balanza comercial de hidrocarburos cerró el año 2019 con un déficit que bordea US$ 2,900 millones.

Bajo este panorama la reducida inversión en exploración, situación que no fue debidamente prevista por los últimos gobiernos, ha generado mínima explotación y limitada producción. Ni siquiera tenemos un marco normativo predecible y estable que aliente la reactivación del sector, increíblemente la ley vigente 26221 que norma las actividades de hidrocarburos tiene una antigüedad de 27 años, y una Nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos (LOH) cuyo proyecto de ley fue presentado hace 2 años para promover las inversiones, reactivar la producción y reducir las importaciones ni siquiera ha sido debatido en el Congreso.  

Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 23 de mayo de 2020


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