Artículos de opinión de Alfredo Palacios Dongo

LA GUERRA CON CHILE Y NUESTRO PATRIMONIO CULTURAL

El 26 de marzo 2007, durante una entrevista radial, el senador del Partido Socialista de Chile Alejandro Navarro reconoció que durante la ocupación de Lima, en plena Guerra del Pacífico, el ejército de su país saqueó libros de la Biblioteca Nacional. De igual forma, Nivia Palma, Directora de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), acaba de declarar el día 29 que ha sido completado el catastro de los libros robados y comenzarán las gestiones para su futura devolución. Sin embargo, preocupa su aclaración: “hay mucho mito” en la cantidad y descarta que existan miles de volúmenes. También, según el canciller subrogante Alberto van Klaveren, un número importante de libros saqueados se perdieron y será imposible devolverlos.

Recordemos que el 17 de enero de 1881 las tropas chilenas ingresaron a Lima. Nuestra Biblioteca Nacional –que fue utilizada como caballeriza por los militares chilenos– fue totalmente saqueada. Según un reportaje del diario chileno La Tercera del día 25, el gobierno entregó al rector de la Universidad de Chile, Ignacio Domeyko, para su inventario, los objetos peruanos embalados en 103 cajones grandes y 80 bultos, apareciendo entre el 22 y 24 de agosto de 1881 en el Diario Oficial de Chile la “Lista de libros traídos de Perú”, figurando más de 10 mil volúmenes, muchos de los siglos XVI y XVII e incunables de incalculable valor, entre ellos, 35 tomos de la Enciclopedia Dideros y D’Alembert (1751) y 7 tomos originales de Historia del Perú de Garcilaso de la Vega (1617).

Chile ha retenido por más de 126 años nuestro patrimonio cultural contraviniendo los usos de la guerra y del derecho internacional. La voluntad de proteger el patrimonio cultural surge mucho antes de la guerra con Chile. Durante los siglos XVI y XVII existen tratados de paz firmados desde la Paz de Westfalia de 1648 con cláusulas específicas de restitución de bienes culturales secuestrados durante conflictos. En 1874 se adoptó en la Conferencia de Bruselas un proyecto de acuerdo internacional para perseguir toda incautación o destrucción intencional de bienes culturales. Posteriormente, estos conceptos fueron recogidos, como principios reconocidos de derecho consuetudinario en la Convención de la Haya de 1954 donde se dispone que los bienes culturales, en ningún caso, podrán retenerse a título de reparaciones de guerra.
Además, Chile solo habla de libros, sin embargo, también desaparecieron joyas, pinturas, piezas de arte, estatuas, cuñas de monedas antiguas del Museo del Palacio de la Exposición y hasta 9 mil instrumentos de laboratorio de la Escuela de Ingeniería.

Nuestro patrimonio cultural es parte de nuestra vida como Nación, guía de acción y requisito para nuestro desarrollo integral. No representó jamás un trofeo de guerra y, por lo tanto, como una demanda histórica, debería ser totalmente repatriado.

Publicado en el diario EXPRESO, fecha 31 de marzo de 2007

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